Lo practican los crustáceos, los camarones, algunos peces... y también las lapas. Un equipo de investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha comprobado, tras más de seis años de estudio, que esta especie de moluscos, en peligro de extinción,también cambia de sexo para reforzar su supervivencia.
Este comportamiento es un mecanismo que ayuda a asegurar la continuidad de la especie gracias a que permite equilibrar la densidad entre machos y hembras en el ambiente. Con las proporciones óptimas de ambos sexos, la fecundación externa (se produce en el medio) puede llegar a buen término. Hasta la fecha sólo se tenía constancia de esto a través de datos indirectos.
Los investigadores, conducidos por Javier Guallart, tuvieron que comprobar el sexo de cada ejemplar a través de una pequeña biopsia de una porción del tejido reproductor para determinar si había ovocitos o esperma. Al año siguiente (las lapas se reproducen una vez al año) volvían a repetir el proceso.
El estudio también ha arrojado luz sobre la reversión de sexo siguiendo el esquema macho-hembra-macho. "Este cambio de sexo de hembra a macho era algo anecdóticamente descrito para alguna especie de lapa. En períodos posteriores, entre 2010 y 2011, comprobamos que no era un hecho aislado", comentó Guallart en declaraciones a la agencia Sinc.
"Para nosotros es muy importante conocer todos los parámetros de la procreación de las lapas, no tanto para conservar su entorno natural (eso se consigue respetando las reglas de conservación), sino para conseguir su reproducción en cautividad y conseguir así más ejemplares", explica José Templado, miembro del equipo científico.
Cada vez es más necesario reproducir lapas en cautividad debido a la dramática reducción del número de sus poblaciones desde tiempos remotos. "Cómo vive fuera del agua y es grande, es muy fácil verla y recolectarla. Ya en el Paleolítico y en el Neolítico, la lapa era recolectada masivamente para su consumo", prosigue Templado. "Pero ahora su situación se ha visto agravada con ladestrucción de roqueros debido a planes urbanísticos".
Actualmente, en el sur de la España peninsular tan sólo se conservan 2.000 ejemplares, una cifra exigua si se tiene en cuenta los kilómetros de costa. El norte de África, sin embargo, posee poblaciones importantes de lapas. En las Islas Chafarinas (políticamente pertenecientes a España, pero geográficamente africanas) hay hasta 50.000 de ellas.
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