jueves, 29 de mayo de 2014

¿Por qué los espermatozoides no se pierden cuando van hacia el óvulo?

Nadan a contracorriente, acosados por las bacterias y los ácidos, en medio de los empujones de millones y millones de «compañeros» cuyo objetivo es el mismo: llegar al óvulo.

Los espermatozoides humanos son nadadores ciegos capaces de nadar en la dirección adecuada y recorrer una distancia que puede ser más de 1.000 veces su longitud. ¿Cómo es posible? Pues, según un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge ha publicado un estudio en la revista «eLife», lo hacen jugando en equipo y guiándose por la corriente que se forma en las trompas de Falopio, donde han de encontrarse con el óvulo.

«Descubrimos que si creas las corrientes adecuadas, puedes observarles nadando a contracorriente durante muchos minutos», dijo Jörn Dunkel para la agencia UPI. Su equipo ha diseñado unos «micro-tubos» para observar cómo se mueven los espermatozoides en su interior. «Casi siempre se acumulan en la superficie de los tubos, y dada la elevada concentración local de estas células, podría haber una cooperación entre los espermatozoides que les permitiera nadar más rápido en grupo».

Nadar a ciegas sin perderse

Los investigadores han descubierto además que los espermatozoides no nadan en línea recta, sino que trazan espirales a lo largo de las paredes de los tubos, probablemente para evitar el centro de los conductos, donde la velocidad de la corriente es mayor.

Para averiguarlo, investigaron los movimientos de espermatozoides de humanos y toros en varias condiciones fisiológicas y de viscosidad. Según sus resultados, la asimetría de los movimientos del flagelo, la cola que los espermatozoides usan para propulsarse, es un mecanismo de rectificación de la dirección de natación, para asegurarse de llegar al óvulo.

La navegación a contracorriente, podría ser clave para la orientación de los espermatozoides, aunque también se ha propuesto que la temperatura, las contracciones del cuello del útero y la quimiotaxis, algo así como el olfato, podrían tener también un papel.

Una vacuna oral muestra una eficacia del 86% ante un brote de cólera

Una vacuna oral contra el cólera garantizó hasta un 86% de protección a los habitantes de Guinea afectados durante un brote reciente de la enfermedad, según un estudio que publica el «New England Journal of Medicine». Realizado por Epicentre, el centro de investigación de la organización médico-humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF), y el Ministerio de Sanidad guineano, el estudio demuestra por primera vez que la vacuna oral contra el cólera ofrece protección muy rápida y puede, por lo tanto, utilizarse para controlar futuros brotes.

«Dado que hasta ahora no habíamos documentado la eficacia de esta nueva vacuna en la vida real en condiciones epidémicas, no teníamos suficiente información para entender su potencial como herramienta para controlar brotes de cólera», afirma Francisco Luquero, principal investigador del estudio. «Ahora sabemos que la vacuna oral contra el cólera confiere un alto nivel de protección durante brotes y que vacunar contra esta enfermedad, potencialmente tan mortífera, debería ser algo que hacemos cuando tenemos una epidemia de cólera entre manos, además de otras medidas preventivas y de control». En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está almacenando reservas de la vacuna para su uso en emergencias.

El estudio de Epicentre ha valorado la eficacia de dos dosis completas de Shanchol -una de las dos vacunas orales contra la cólera precalificadas por la OMS actualmente disponibles- durante los primeros meses después de ser administrada. Shanchol se considera la más apropiada de las dos opciones para países en desarrollo al ser más asequible y fácil de producir, transportar y almacenar.

Planificación

Este estudio publicado en el NEJM forma parte de un estudio de Epicentre a gran escala sobre la vacuna oral contra el cólera realizado en Guinea en 2012, el primero realizado sobre vacunas del cólera durante un brote en África.

El Ministerio guineano de Sanidad y MSF administraron, a principios de 2012, un total de 316.250 dosis de la vacuna en dos fases en los distritos costeros de Boffa y Forecariah durante un periodo de seis semanas. La campaña de vacunación alcanzó altas tasas de cobertura, del 75,8% en Boffa y del 75,9% en Forecariah.

«Demostramos que con una planificación adecuada y teniendo acceso a las comunidades es posible vacunar a cientos de miles de personas en una zona remota con una población itinerante en un periodo de tiempo relativamente corto», explica Ciglenecki, responsable del proyecto de MSF para la campaña de vacunación en Guinea.

La elevada cobertura redujo la transmisión de la enfermedad en las comunidades inmunizadas. La mayoría de los casos de cólera confirmados procedían de una comunidad local con la cobertura vacunal más baja en la que se tuvo lugar un pequeño brote. Los casos de cólera sospechosos se confirmaron mediante pruebas rápidas. Tras las pruebas, los equipos comprobaban si habían sido vacunados. La vacunación con dos dosis completas de Shanchol se asoció con una protección importante: del 86%, contra el cólera.

La vacuna oral contra el cólera se añadió a la recomendación de la OMS para la prevención y control del cólera en 2010, y en 2013 la OMS y sus socios crearon un stock de vacunas de emergencia. Sin embargo, hasta ahora, la vacuna no se ha utilizado de forma generalizada como herramienta de salud pública para el control de la enfermedad. Preocupaciones sobre su viabilidad, idoneidad y aceptación por parte de las comunidades así como el temor de estar desviando recursos de otros programas médicos han impedido su uso hasta el momento.

El poder de las caricias

Nuestro organismo cuenta con entre 6 o 10 millones de sensores táctiles que recogen información tanto del interior como del exterior del cuerpo, siendo el sentido del tacto el más repartido y también el más duradero, de ahí que la piel se convierta en una especie de “órgano social” y el tacto en un instrumento de gran potencial.

Las caricias se muestran, por tanto, como uno de los estandartes de este sentido y, según una reciente investigación, éstas se transmiten desde la piel hasta el cerebro por medio de nervios cuya velocidad de conducción es muy lenta. Las fibras nerviosas tactiles (CTs) como se denominan a los nervios que responden a las caricias tienen un umbral perceptivo muy bajo y los receptores que las activan se localizan en la piel con presencia de vello. Se trata de exactamente los mismos receptores que también conducen las sensaciones de dolor al cerebro.

Estos sensores nos aportan información desde el principio de nuestra vida, por lo que “un fallo en el sistema de CT durante el neurodesarrollo puede impactar negativamente en el funcionamiento del cerebro social y el sentido de sí mismo, tal y como sucede con las personas con trastornos del espectro autista, quienes no procesan adecuadamente el tacto emocional”, afirma Francis McGlone, líder del estudio.

De ahí que los investigadores concluyan que el déficit de caricias durante la vida temprana puede tener efectos negativos sobre una serie de comportamientos y estados psicológicos en la edad adulta, ya que, al no viajar estas sensaciones táctiles al sistema límbico (encargado de gestionar las respuestas emocionales), el desarrollo del cerebro se resiente.

El estudio, que ha sido publicado en la revista Neuron, también alerta de que “en un mundo en el que el tacto queda relegado a un segundo plano con el aumento de las redes sociales que fomentan la comunicación sin contacto, y la disminución de caricias afectuosas en los bebés por parte de cuidadores y padres debido a la las presiones económicas de la vida moderna, es cada vez más importante reconocer cuán vital es una afectuosa caricia”, termina McGlone.

Ser desconfiado triplica la probabilidad de sufrir demencia

El pensar que los demás se mueven normalmente por puro egoísmo, desconfiar por tanto de todo y de todos y ver también la vida desde el punto de vista del “vaso medio vacío” provoca que los desconfiados cínicos sean más proclives a sufrir demencia en la edad adulta.

Esta ha sido la impactante conclusión del estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Finlandia Oriental en Kuopio (Finlandia) quienes han publicado su trabajo en la revista Neurology.

Se trata de la primera vez que se investiga una relación directa entre el cinismo y la demencia. Para ello, los expertos analizaron los datos de 1.449 personas, con una edad promedio de 71 años, a los que realizaron pruebas para el diagnóstico de demencia, así como un cuestionario que medía su nivel de cinismo (con preguntas como: ¿es más seguro no confiar en nadie?). Según los resultados obtenidos, los participantes fueron divididos en tres grupos según su nivel de desconfianza cínica.

El seguimiento de los participantes se realizó durante unos 10 años. Tras este período, 622 personas habían completado las pruebas y a 46 se les había diagnosticado demencia. Tras examinar el volumen total de datos, los investigadores descubrieron que las personas con los niveles más altos de desconfianza eran tres veces más propensas a desarrollar demencia, que las personas con niveles bajos. De la misma forma, las personas con elevado nivel de desconfianza también eran más propensas a morir antes que las de los grupos con niveles bajos.

“El entender cómo un rasgo de personalidad tal como el cinismo afecta el riesgo de demencia podría darnos un conocimiento importante para reducir esos riesgos”, explica Anna Maija Tolpanen, líder del estudio.

El precio por ser tan inteligentes

Hacer funcionar nuestro cerebro requiere de mucha energía y los seres humanos pagamos un alto precio por ser tan inteligentes, ya que ésto nos hizo más débiles físicamente respecto a otros primates, afirma un nuevo estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Massey (Nueva Zelanda).

Ciertamente el cerebro consume un 20% de nuestra energía cuando descansamos, lo que supone más del doble de lo que consumen los cerebros de los chimpancés y otros primates, por ejemplo. En cuanto a volumen, el promedio humano es de 1.400 centímetros cúbicos, es decir, tres veces más grande que los otros primates.

Para averiguar el impacto de este volumen en nuestro cuerpo, los investigadores revisaron los perfiles de consumo de energía de cinco tejidos diferentes, tres de ellos localizados en el cerebro, en cuatro especies de animales, humanos, chimpancés, monos rhesus y ratones, cuyos tejidos fueron extraídos poco después de la muerte. Utilizaron el metaboloma como medida en las estructuras, detectando alrededor de 10.000 diferentes metabolitos en cada tipo de tejido. La comparativa de los datos dio como resultado que los perfiles de los ratones, monos y chimpancés eran similares, es decir, que la evolución no llegó a alterar significativamente ninguno de sus tejidos. Sin embargo, en el caso del ser humano, el perfil de los tejidos relativos al cerebro se alteró drásticamente en comparación con los demás. Concretamente, los investigadores calcularon que los metabolitos humanos habían evolucionado cuatro veces más rápido que los del chimpancé.

Pero la investigación no dejó de sorprender ahí. Tras un experimento de ejercicio intenso de fuerza con macacos, chimpancés y humanos, que tenía como objeto comprobar si el ser humano es la especie más débil si se tiene en cuenta el tamaño del cuerpo, los participantes humanos demostraron ser sólo la mitad de fuertes que los otros primates.

Según los investigadores, que han publicado su estudio en la revista PloS Biology, no queda claro por qué las diferencias en metabolitos entre los seres humanos y otros primates llevan a una fuerza muscular más débil, pero el argumento de que el responsable puede ser el alto consumo de energía de nuestro cerebro cobra fuerza. “La evolución del ser humano de cerebros más grandes y músculos más débiles no es una coincidencia sino una reasignación de los recursos energéticos entre los tejidos”, afirma Philipp Khaitovich, líder del estudio.

domingo, 25 de mayo de 2014

Una sola borrachera puede dañar la salud

Tomar 4 o 5 copas de vino, más de 1,5 litros de cerveza o más 200 mililitros de alcohol puro en menos de 2 horas, la definición oficial de consumo excesivo de alcohol, puede dañar la salud de una persona más de lo que se pensaba, según un nuevo estudio publicado en la revista PloS One.

Muchos son los estudios que confirman que el consumo excesivo de alcohol está vinculado a un mayor riesgo de accidentes automovilísticos y lesiones, y por supuesto, daños a largo plazo en el hígado y en otros órganos del cuerpo humano. Ahora, este estudio ha encontrado evidencias de que una sola sesión de borrachera puede dañar la salud debido a las bacterias desprendidas por el intestino al torrente sanguíneo y la liberación de endotoxinas.

Los responsables de este trabajo son un equipo de investigadores de la Universidad de Massachusetts Medical School en Worcester (EEUU), quienes realizaron un experimento analizando las muestras de sangre de los participantes, 11 hombres y 14 mujeres, que fueron sometidos a un experimento de consumo de bebidas alcohólicas. Los investigadores analizaron las muestras de sangre de los voluntarios tan solo 1 hora después de la ingesta y luego cada media hora durante un período de 4 horas. Finalmente, realizaron una última extracción 24 horas más tarde.

Tras analizar las muestras, los investigadores encontraron signos de un aumento rápido de endotoxinas (más alto en las mujeres que en los hombres) así como ADN bacteriano, lo que indica que las bacterias se habían trasladado desde el intestino hasta el torrente sanguíneo, pudiendo viajar a otras partes del cuerpo. Este estudio prueba, una vez más, que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de infección bacteriana, y que una sola sesión intensiva de consumo de alcohol puede poner en peligro nuestra salud.

El abuso de cannabis puede causar psicosis y desembocar en esquizofrenia

Los efectos psicomiméticos del cannabis no son comparables a los de drogas sintéticas como el LSD, pero sí que pueden inducir un brote psicótico pasajero que, en caso de tener antecedentes de enfermedad mental, entrañe un importante riesgo para la salud. En este sentido, una nueva investigación ha revelado que el consumo abusivo de cannabis puede producir alteraciones del sistema nervioso comparables a la psicosis y la esquizofrenia, siendo especialmente vulnerables quienes son propensos a dichos desórdenes o quienes no han alcanzado la plena maduración de su sistema nervioso, es decir, los niños.

A tenor del conocimiento científico actual, la causa principal de la esquizofrenia es la disfunción de un receptor del glutamato, el NMDAR, que implica el aumento de los niveles de dopamina característico de los efectos psicóticos. El receptor NMDAR debe permanecer excitado en su justa medida, pudiendo realizar su función, vinculada al aprendizaje y la memoria, pero sin comprometer la función celular.

La presente investigación, llevada a cabo por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha determinado que el abuso del cannabis y de su compuesto activo, el THC, aumenta desproporcionadamente el peso de la inhibición sobre el sistema NMDAR, lo que desequilibra este delicado balance y puede derivar en cuadros de psicosis e incluso en daños duraderos del sistema nervioso, en caso de individuos predispuestos por herencia genética.

No obstante, dadas las posibilidades terapéuticas del cannabis, los investigadores buscan el modo de paliar dicha influencia vinculada a la esquizofrenia y preservar sus efectos beneficiosos.